Inician las desventuradas, pero reales historias

Soy Mara Jones, una periodista inquieta, pero sobre todo una mujer con muchas desventuras, que a pesar de ser, en algunas ocasiones patéticas o tristes, trato de ver la vida con mucho sentido del humor.
Curiosamente, no soy la única que pasa por estos momentos tan peculiares. Mis amigas: la arqueológa Maro Jones (no somos familiares aunque a ella le gustaría), Reyna B. y Marian también tienen en su haber historias tan desventuradas, pero tontas y ridiculas, algunas veces, que sería injusto seguir comentandolas entre nosotras.
Amor, decepción, crisis económica, sexo, falta de hombres (Sí, leyeron bien), dietas y muchos otros temas mas son los que narraré en este blog, donde el buen humor es fundamental para no llorar o deprimirse por los problemas o las tristezas que nos atribulan a estas cuatro mujeres guapas, inteligentes, profesionistas, pero sin principe azul, verde o colorado.
Bienvenido entonces a este nuevo mundo: Las increíbles aventuras de Mara Jones y sus amigas.

miércoles, 5 de mayo de 2010

El plomero llama una vez


Cuando por alguna incomprensible razón los hombres que deseamos conocer no aparecen en nuestra vida, entonces, sin querer, empezamos a mirar a nuestro alrededor y fijamos nuestra atención en quienes tenemos más cerca, como compañeros de trabajo.
Eso fue lo que nos paso a Maro y a mi hace algunos años, cuando ambas reporteabamos en una instancia gubernamental. Fue ahi donde, casi simultáneamente, comenzamos a interesarnos en compañeros de trabajo (en mi caso, alguien que trabajaba en gobierno y en el de Maro, en una televisora local).
Era sumamente divertido, hablar por horas sobre lo que cada uno nos decía, lo que hacíamos con ellos, lo que compartíamos en el trabajo y en lo que suponíamos que podía pasar en nuestras vidas de corrobar que ellos estaban interesados en nosotras como nosotras en ellos.
Aunque Maro decía que yo era muy "kinky" porque hablaba abiertamente de mi interés de concretar algo clasificación "C" con el susodicho, ella no se quedaba atrás imaginandose lo que pasaría con aquel camarografo que tanto le gustaba y en bromear sobre lo que le pasaría a él, ya que ella llevaba en ese entonces varios, si no es que muchos años sin sexo (por prudencia no pongo el tiempo porque me mata. Pero debo decir que siempre le he contabilizado el tiempo que ha sido virginal).
Su frase favorita era: "Después de estar conmigo no va a caminar en tres días"
Los avances entre Maro y su camarografo continuaron. Los veía conversar animadamente y luego, así de pronto, se desaparecían para regresar al cabo de un 15 o 20 minutos. Maro me decía que él la invitaba a tomar un refresco en una tienda de conveniencia cercana y que el tema del sexo estaba muy presente en las conversaciones.
Bueno, aunque he de decir, que ese hombre no tenía más tema de conversación que el sexo y por eso no a todas nos caía muy bien.
Un buen día, el umbral imaginario que los separaba finalmente se rompió...o así lo creímos Maro y yo. Estaba muy emocionada porque se habían puesto de acuerdo para que tener un "forcejeo" (término predilecto de Maro que implica manoseo, besuqueo y posiblemente algo más) y que se verían por la tarde o algo así (espero serle fiel a esa anécdota, pero si no lo soy, sorry Maro).
Maro estaba feliz, por fin se rompería ese maleficio de pertenecer "A la Vela Perpetua" (A la que la mayoría de nosotras pertenecía) y que mejor que con ese tipo que tanto le encantaba, aunque admitiera que era medio perverso.
Pero el plomero llama una vez....eso fue lo que el mentado camarografo le dijo a Maro por teléfono cuando le explicó que no podrían verse. "La tubería de mi casa está fallando, viene el plomero y no puede venir otro día, es importante....bla, bla, bla.
El muy mentecado se acobardó (aún no sabemos por qué) pero de buenas a primeras canceló la cita y aunque dijo que se verían otro día para comenzar lo que tenían pendiente, la invitación llego más tarde de lo esperado.
Pero esa es otra historia que más tarde contaré.

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